martes, 15 de enero de 2008

el valor de un sueño

Cerró sus ojos con fuerza y tiró la moneda al agua. La más grande. Por alguna razón pensó que si escogía la de mayor valor tendría derecho a pedir algo realmente grandioso.
Pero fue incapaz. Eran tantos los sueños que tenía por cumplir que no pudo elegir uno. Miró su moneda en el fondo, guiñándole con destellos en el agua como burlas divertidas. La decepción se leía en su carita infantil, pero fue un instante fugaz, tan pequeño como ella.
Tomó su bicicleta destartalada y se fue sonriendo, con las rodillas sucias y la mirada limpia, pensando en el domingo siguiente. Entonces sí, cuando tuviera su paga, volvería a la fuente y para entonces ya habría elegido un deseo.
Pasaron los años, y estos se llevaron sus sueños y le trajeron monedas.

Hoy las cambiaría todas por poder cerrar los ojos de nuevo y recuperar una sola ilusión

gIzEh*

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